sábado, 16 de mayo de 2020

Hoy por ti, y mañana, también.

Desde el pasado día 24 de abril ya no estás con nosotros, se hace extraño no sentir tu cariño, alegría y vitalidad que desprendías cada día. Por todo ello quiero darte las gracias, mamá. Hoy más que nunca me siento responsable de mantener tu legado, de cuidar todo eso que creaste por y para nosotros: tu familia y amigos. 

Siempre se dice que una persona no muere, se olvida, y tú, mamá serás inolvidable. Cada abrazo, caricia y sonrisa que diste se han convertido en tatuajes en la piel de aquellos a los que quisite. Los recuerdos nos inundan por todos lados, fotografías, momentos y lugares donde tú estuviste. Y aunque ahora nos pongan tristes, mañana nos sacarán una sonrísa, al saber que tú fuiste feliz en ellos. 

Solo existe una palabra que mejor defina la persona que fuiste: bondad. Allí donde fuera, todos recordaban lo buena que eras, todo el mundo que me paraba por la calle decía lo buena persona que fuiste con ellos. En este mundo donde se viene a sufrir, tu fuiste el oasis de mucha gente. 

Hoy escribo estas palabras sintiéndome afortunado por haberte tenido como madre, porque con orgullo te llevo en mi corazón, y todo nuestro amor quedará guardado en nuestras fotrografías juntos. 

La habitación está medio vacia, dejaste muchos libros sin leer, y el café a medio terminar...  pero toca seguir, hoy por ti, y mañana, también. 

Te quiero mamá, 

Alberto Huete Peláez. 


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