jueves, 6 de septiembre de 2012

Tarde-vieja

31 de diciembre, último día del año. Era una tarde fría, pero a su vez sentía esa calor que tu me dabas con esos abrazos interminables. Se acababa un año, pero para mí comenzaba otro más y mejor que el anterior porque sabía que tu ibas a estar presente en él. Deseaba abrazarte cada mañana, sentir el calor de tus mimos, ver en tus ojos la profundidad del universo y sentirme entero.

Fotos, recuerdos, momentos, llamadas, millones de acciones que me recordaban a ti, sentimientos que hacían sacar lo mejor de mí. AMIGA MÍA


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