martes, 3 de marzo de 2015

La nieve que arde.

Totalmente opuesto a lo pensado, quién lo iba a decir, los opuestos se atraen. La física y sus estúpidas leyes, ¿por qué ha de ser así? No entiendo nada. Cuando todo lo opuesto se repele, pero cuando tienes falta de algo, eso otro llamado diferente puede ofrecertelo. Es algo que todos sabemos, pero no lo creemos. Tendemos a buscar cosas que vayan con nosotros, que tengan algo parecido y no salir de nuestra zona de confort. ¿Pero? Porque no lanzarse y decir, hoy he hecho algo que nunca haría, me lanzé a manos de lo opuesto a mí, y conseguí más de lo que iba a pensar. Ganar batallas fuera de tu territorio es mejor, aprendes a vivir con otros ojos, otras formas de pensar y lo más importante a valorar tus cosas y la de los demás. Aún pienso en la persona que dice que lo bonito es lo delgado, lo perfecto es lo impoluto y lo ordenado es lo que se rige por un sistema fijado. ¿Qué cojones te hace pensar a tí eso? Para mí lo bello eres tú, si tú, el lector, la persona que está aquí detrás siguiendo este patrón de letras creadas para poder convertir nuestra locura en algo eterno. Escribir es eternizar tu pensamiento más profundo y más importante. Por eso yo quiero imortalizar mi locura, mi forma de pensar que el mundo está hecho para cambiarlo, convertirlo y disfrutarlo. Nada ni nadie ha de marcar tu vida, porque si es así, tú estarás dado a eso. Atento a esta palabra: destrucción. Esa palabra sugiere solamente adjetivos negativos, pero ¿por qué? ¿a caso una destrucción no lleva a una reconstrucción? El mundo avanza gracias a los que se equivocan y destruyen lo que ya ha sido creado. Por eso yo digo que destruyamos el mundo en que ahora mismo vivimos, convirtámoslo a nuestra manera. Hagamos que la nieve arda, que el frío caliente y que lo que es opuesto se combierta en nuestro parecido. Hagamos que el mundo gire hacia la izquierda, hagamos de nosotros el mundo que queremos ser.